Las hogueras inquisitoriales encendidas en el siglo XVI en Sevilla y en Valladolid hacían presagiar un negro futuro de intolerancia para el país. As fue durante demasiado tiempo. Afortunadamente, hoy las cosas han cambiado en España: la secular intolerancia inquisitorial se ha visto por fin relegada a los anales y legajos de un triste pasado histórico, y la luz de las libertades civiles y religiosas iluminan ahora su presente, y vierte sus rayos de conocimiento sobre la vida y obra de otros españoles que fueron perseguidos por sus principios democráticos y por sus deseos de una renovada fe cristiana. Y entre estos destaca Juan de Valdés, "el genio religioso del siglo XVI." Para el ilustre conquense, la persecución religiosa era incompatible con la libertad cristiana, el amor al prójimo y la gloria de Dios. "Me debo guardar como del fuego de perseguir a algún hombre, de ninguna manera, pretendiendo servir con esto a Dios", nos dice enfáticamente en uno de sus escritos. El espíritu irinico de Juan de Valdés, de Casiodoro de Reina, de Antonio del Corro y de otros reformadores españoles, constituye una muestra genuina de profunda comprensión de la fe cristiana y de las libertades del Evangelio. Es hora de que se conozca en nuestro país a estos "otros españoles" que por sus convicciones religiosas y amor a las libertades fueron perseguidos y han sido durante mucho tiempo borrados del recuerdo histórico.